Hoy en día, fundar una compañía, poner en marcha un negocio o realizar cualquier proyecto es significativamente más complicado de lo que era hace un par de décadas, sobre todo en lo relacionado con la financiación. En general, la competencia es más compleja y el acceso al crédito es más limitado. No obstante, en la actualidad, las pymes y los autónomos cuentan con más herramientas para conseguir financiación alternativa, todas ellas de gran ayuda para que los emprendedores puedan dar sus primeros pasos. Y entre ellas está el crowdfunding.
¿Qué es el crowdfunding? Definición y significado
Cuando una persona quiere iniciar un proyecto, poner en marcha una idea o crear una empresa, necesita de una cantidad de dinero mínima, lo que le obliga a acudir a préstamos y créditos -institucionales y no institucionales- para obtener la cantidad necesaria para arrancar o para seguir creciendo. Sin embargo, una vez más, la tecnología se ha convertido en un importante aliado para los emprendedores, ya que internet ofrece la posibilidad de pedir donaciones o préstamos para cubrir la meta.
El crowdfunding, como herramienta de financiación, le ofrece la capacidad al emprendedor de explicar su proyecto y compartir su idea, para que las personas que formen parte de una comunidad le ofrezcan la ayuda económica que necesita.
Por tanto, el crowdfunding es una forma de financiación colectiva muy útil tanto para jóvenes como para adultos, debido a que no existe ningún tipo de limitación en cuanto a la temática o al objetivo, pudiendo utilizarse para proyectos empresariales, artísticos, políticos o, incluso, humanitarios.
El crowdfunding tuvo sus inicios en España a finales de los años 80, en 1989, cuando el grupo Extremoduro logró grabar un álbum gracias a donaciones realizadas por inversores privados. Sin embargo, es en 1997 la fecha que se utiliza para explicar qué es el crowdfunding, debido a que un reconocido grupo de música llamado Marillon fue capaz de financiar una gira por Estados Unidos gracias a la ayuda de sus fanáticos.
¿Cómo funciona el crowdfunding?
Poner en marcha un proyecto de crowdfunding es significativamente sencillo. Lo único que se necesita es pertenecer a una comunidad con esta naturaleza y, por supuesto, contar con un proyecto interesante y estructurado que invite a las personas a participar en él. Estos proyectos deben presentarse ante estas comunidades, conocidas como plataformas de crowdfunding –en este otro artículo puedes conocer algunas de las mejores plataformas de crowdfunding en España–. El proceso de divide en tres pasos:
- Envío e intercambio del proyecto. Este se centra en el emprendedor, quien tiene la obligación de presentar a la plataforma o a la comunidad de la que forma parte, el proyecto que ha creado. Para ello, se debe explicar por completo, desde el fin hasta sus objetivos, además de detallar la cantidad de dinero que se necesita, el uso que se le dará y el tipo de crowdfunding; esto le da valor y seguridad al donante.
- Valoración y envío del proyecto. Una parte fundamental de cómo funciona el crowdfunding es la evaluación de la plataforma en la cual será ofrecido el proyecto, ya que esta estudiará todos los aspectos relevantes y lo valorará antes de publicarlo. Esta evaluación afectará el proceso de toma de decisión del potencial contribuyente.
- Donación y cierre. Cuando el proyecto es publicado tras su valoración, se coloca un límite de tiempo o un plazo para obtener el dinero necesario, haya o no conseguido la meta.
Cuáles son los modelos o tipos de crowdfunding
Se habla de 5 principales tipos de crowdfunding. Todos ofrecen diferentes beneficios y especificaciones que se consideran importantes y determinantes para el contribuyente.
- Donaciones. No se ofrece ninguna recompensa a los contribuyentes.
- Con Recompensas. Existirá una recompensa tras la contribución.
- Con Acciones. Se ofrece un porcentaje de participación en el proyecto que se busca crear.
- Crowdlending. Se trata de préstamos entre particulares, es decir, el dinero será devuelto con un interés –leer más sobre qué es el crowdlending–.
- Royalties. Esta se considera una inversión, que generará beneficios a futuro.