Cuando se va a constituir una empresa, es necesario contar con dinero y bienes, y aunque pueden conseguirse acudiendo al banco o a un prestamista, lo más indicado es que quienes participan en la creación de la empresa aporten parte de lo que se necesita.
Lo anterior está relacionado con el llamado capital social de una empresa, un término que obligatoriamente debes conocer si eres emprendedor o te atrae la economía. Por eso, para que tengas claro de qué se trata, te dejamos este post que te lo explica en palabras sencillas.
En las próximas líneas intentaremos explicar qué es el capital social, cuál es el capital mínimo indispensable para constituir una sociedad y cómo afectan estas cantidades en el reparto accionarial.
En este post podrás leer:
El capital social de una empresa es el valor total de los bienes de los que dispone la compañía así como las aportaciones realizadas por los socios de la misma (dinero, bienes y derechos patrimoniales), ya sea al constituir la empresa o en algún otro momento durante su funcionamiento.
Estas aportaciones tienen como característica el hecho de que no serán devueltas bajo ningún concepto a la persona que las hizo, ya que pasan a ser propiedad de la sociedad.
Quizás con un ejemplo lo entendamos mejor:
Juan, María y Alberto deciden crear una empresa de reparación de bicicletas y para arrancar necesitan 20.000 euros, por lo tanto cada uno aporta 5.000 euros y los restantes 5.000 son pedidos como crédito al banco.
En este caso, ¿de cuántos euros dirías que es el capital social? ¿5.000? ¿15.000? o ¿20.000?
Aunque la empresa se estableció con los 20.000 euros requeridos, el capital social son 15.000 euros. ¿La razón? Esa es la cantidad aportada en conjunto por los socios y que no debe devolverse ni a un individuo ni a una entidad financiera. Los 5.000 aportados por el banco no se consideran parte del capital social porque deben ser devueltos a la entidad.
No se espera que cada miembro de la sociedad aporte la misma cantidad ni el mismo tipo de bien. Por lo tanto, la cantidad de acciones que cada uno posea dependerá de lo que aporte cada uno de ellos para el funcionamiento de la compañía.
Volvamos a nuestro ejemplo anterior y hagamos un pequeño cambio. Juan aporta 15.000 euros, María aporta una serie de herramientas necesarias para la reparación de bicicletas cuyo valor asciende a 40.000 euros y Alberto aporta un derecho patrimonial, por ejemplo, una deuda por cobrar, por valor de 45.000 euros.
En este caso, las acciones se dividirían de esta forma:
- Juan: 15% de las acciones
- María: 40% de las acciones
- Alberto: 45% de las acciones
Las acciones de cada socio indican el poder que tendrá en la empresa; por ejemplo, a Alberto le pertenece el 45% de la sociedad, por lo tanto tiene el 45% de los votos, de los dividendos y de los bienes que se repartan en caso de liquidación de la empresa.
Toda sociedad debe contar con un capital social mínimo para poder ser constituida y para que se mantenga su funcionamiento. Dependiendo del tipo de sociedad que se trate (limitada o anónima) varía esta cifra, pero sin importar su valor, el capital social nunca puede estar por debajo del mínimo establecido.
En este sentido el capital social mínimo para una sociedad limitada en España es de 3.000 euros, mientras que para una sociedad anónima el monto es mucho mayor, precisamente por la naturaleza de este tipo de sociedades, y asciende a 60.000 euros.